Por enésima vez

Entonces solo la luz del baño que se filtraba por arriba de la puerta quedó iluminando la cama...

Siempre apagas la luz y a mí eso no me gusta. El sexo a oscuras me da desconfianza, Leonardo desde hace ya dos meses que suelo estar sensible, si vamos a hacerlo que sea mirándonos a los ojos, como enamorados que somos. Después puedes despistarme con unos besos en el cuello y sin que yo me dé cuenta –supuestamente- irme poniendo de costado y tú acostarte detrás de mí. Además, así es más descansado. Pon tu alarma por favor, no puedo llegar tan tarde a casa, máximo una o dos, y más tarde los taxis afuera de la discoteca que están a una cuadra son más caros, y no pienso gastar ya más de lo que me he gastado en este hostal. Me pregunto a veces si algún día te dispondrás a pagar tú o al menos devolverme lo que según tú te estoy prestando.

Mi mamá está contentísima contigo, si supiera lo desgraciado que eres, pero claro, si soy yo quien lo permite. Siempre me dice que te cuide, que hombres como tú hay pocos, tan respetuosos y considerados, que mi hermana Alfonsina no tiene la misma suerte que yo. Por su puesto mamá, mi hermana no tiene la misma suerte que yo.

Estoy nerviosa, y claro que, no es la primera vez que dormiremos juntos, y no es la primera vez que venimos a este hostal, es más, el chico que atiende abajo ya nos conoce, felizmente es así, si no mañana no me alcanzaría ni para ir a la cita con el doctor. Te decía que estoy nerviosa, me pregunto qué creerá Martha que estás haciendo ahora en esa reunión de Planeamiento Estratégico, si lo único que estás planeando es dejarla y me pongo a pensar en tus hijos tan chiquitos, soy una desgraciada barata. Carajo Leonardo ¿Por qué me enamoré de ti? Además soy una idiota que está esperando a que termines de cagar y salgas de una vez de ese baño y quedarme callada por enésima vez que estoy embarazada mientras me haces el amor.

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