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En estas épocas marginadas
Es difícil hablar de farolas
O de repente de alamedas,
En este mundo de alambre
Donde una acacia muere
Bajo el yugo eléctrico
De una carta mal escrita.
En estas épocas marginadas
Aun se pugna por la poesía.

Vermilion

Mañana. Como sabes que vendrá. Como te aseguras que lo que no inventaste hoy lo harás mañana. Como sabes que destruirás trescientos mundos la próxima semana si hoy puedes destruir seiscientos.



Fantoche, súbete al coche, choche. Y todo este derroche hazlo sin roche. Abandónate al viento, hostígate, sáciate de lo insaciable y vuelve a tu oscuridad… para que negar. Tienes un nombre y huele feo. Amate… amante.



No ir contra la corriente es un acto contracorriente. Que corriente eres cerdito.
Disfruta de esa caramelo de calzón con caca. Matate trescientas veces, corazón de melón. Ámame Dulcinea… este cobarde que se mea en sus pantalones tiene los pantalones bien puestos. Aprovecha, soy como un dos por uno. Haz la apuesta a ojos cerrados y lánzate por este bombón de sal y pimienta.



Vamos, vamos fast machine. Let´s do it…



Soy el electrocardiograma de tu parte más visceral. Abre las piernas muñequita de cartón, ahí voy… para volver a nacer. Porque yo soy tu final, conmigo morirás viendo el amanecer… y no hay nada que hacer. Quien te dijo que y era poeta, yo soy la teta… la ubre de esa vaca sin leche.



Casi un cuarto de vida. Te das cuenta? Y hay tanto de que probar. Si me amas, ámame, si me odias… reconcíliate conmigo porque no hay otra opción que besarme cuando estoy jodido.
Baila, baila preciosa… soy lo máximo y tú eres brutal.

Soy mi propio mesías.
Soy mi enagüe virginal.
Soy la tostada sin mantequilla.
Soy mi canción favorita.
Soy la puta.
Soy el sofá.
Soy la carne podrida.
Soy el límite.
Soy el mal comienzo.
Soy…

Una luna por la tarde

Latiendo sobre la luna, revoloteabas. Solo algunos segundos (o quizá algunos mundos) me regalaste tu sonrisa inconsciente. No he dejado de mirarte incluso antes de mirarte por primera vez. Yo sé, yo sé… yo no enterré mis manos en la tierra para cultivarte. Yo no tengo nombre en tus galaxias. Soy un extraño en tu hemisferio. Cuanto me encantaría regalarte algo más que una estrella.

Latiendo sobre la luna, revoloteabas. Viajando sobre las nubes sobre las que yo me puedo caer. Y un globo aerostático pareciera que necesito para llegar a tus manos. Un cohete de papel para alcanzarte y sepas por lo menos mi nombre. Yo sé de dónde vienes, no sé a dónde vas. Me encantaría ayudarte a llegar… ahí afuera, a ese mundo del que todos tenemos que probar tarde o temprano, para, por si hace falta, poderte guiar.

Si algún día pronuncias mi nombre no me odies. Yo no te arrebataré nada, aunque ya te has llevado parte de mi corazón.

Ponte ese vestido de princesa para irte a buscar. A donde yo vaya te traeré conmigo… a ti y a la tierra de tus orígenes. Esa tierra donde hundí mis manos algunas vez allá… en esos otros mundos.

¿Quieres el nuevo juguete?

Que todos los reyes caen es muy cierto mi amigo. Que todos los vagos cagan no es algo que vamos a discutir a estas horas de la vida. Cuando te ganas la corona (de espinas) tienes que levantar la frentes en alto para cuando se escurra la sangre por tus mejillas sepan todos que te ha costado llanto. Pero no es un juego cualquiera, porque cualquiera no juega. ¿Querías jugar? Ahí tienes. Esta es una fast machine. Como todo, viste. Si no reacciones al estimulo, el estimulo se pudre en el camino y… el dolor. Tú sabes del dolor. No puedes perderte el redoble de tambor y el paso acompasado con el que te has casado.

Deja ya esos muñequitos de acción sin acción.

Abandona los poemas cliché, los versos sin pudor para ser malos.

Recoge tu ropa del suelo en ese hotel barato.

Olvida esas tetas plásticas, esa cámara de mentiras.

Desenamórate de la suciedad y la sociedad de los malos.

Esta es una fuck machine. Y no hay llanto que valga o excusa que excuse. No explicación a nada. Es ó no es. Y si no es ya para que seguir en el tren. ¿Quieres el tren? Ok… pero sin llorar.

Chao.

Chao.

Matina

No sé cuantos días han pasado desde que desperté tan temprano. Seis de la mañana. Para mí es muy temprano. Ayer por la noche Ricardo vino a visitarme y conversamos largo rato. Ya hastiados de temas de mujeres decidimos ver El placer de tus ojos. Ni si quiera la terminamos. La conversación de fulanas y menganas nos dejó cansados. Seis de la mañana y Ricardo tenía que dar una clase modelo en no sé qué instituto. Lo acompañé a tomar el micro. Mientras caminábamos el maricón me dijo que hace tiempo no veía una mañana tan brillosa. Así, con el sol iluminando los enagües de las nubes. Y yo le digo: Huevón, es de noche todavía, solo que ahí al fondo están soldando. El como siempre se caga de la risa de mis estupideces. Yo solo me sonrió animado por su compañía. Ricardo es de mis pocos amigos.

Regreso a mi cuarto. Mi cuarto separado de la pieza familiar del tercer piso. Me expectoraron a la segunda planta, donde vivíamos hace un año, que ahora es un vecindario vacío de habitaciones con la excepción de una pareja de esposos que vende pollo a los mercados de por aquí. Que por cierto se despiertan antes de las seis de la mañana. Felizmente soy una roca durmiendo. Pero ya sabes, hoy Ricardo, el metódico Ricardo me despertó a las horas que yo aún vivo inconsciente. Te dije que es mi amigo.

Abrí la laptop y terminé de ver la película pendiente. Adelantando la línea de tiempo del reproductor. No te dije que ya había visto la película. Pues sí. Con Liliana hace unas semanas. Abrí la laptop y supe que por enésima vez faltaría a esa clase en la universidad, no me preguntes cual. Ya me di por vencido. No me preguntes porque, ya me hice al dolor.

Ni si quiera he tomado una ducha. Internamente me juro y perjuro que lo haré. Había decidido aprender hoy esa área que nunca fui programado en el trabajo. Realmente no quiero nada hoy, ni hoy ni mañana, quizás lo quiera todo cuando esté en nada. Pero eso es un absurdo, no? Esperarlo todo cuando ya no tienes oportunidad de nada. Cuando estas tan cagado como un pozo ciego de cárcel. ¿Hay pozos ciegos en la cárcel?

Me siento derrotado últimamente. Y lo peor de todo es que… derrotado por el muñeco de jalo güin que soy. Que inventé.

Ocho y cinco de la mañana. Martes, carajo. Martes.

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