Aquellos mundos oxidados

Hace más de tres lunas tu belleza me horrorizaba, me partía el alma y me la reinventaba como si no hubiera ocurrido nada. Hace más de tres lunas tu silencio me arrancaba el corazón, lo elevaba en el aire y lo comprimía hasta explotarlo.
¿Por qué te extraña que hoy me sonría cuando huelo tus errores como si fueran flores? ¿Acaso no dije que descendí a los infiernos y bailé con el diablo una balada al son de un laúd? Todo ha retumbado y los ecos me alcanzaron, y vibré… vibré!

Mírame, hoy estoy muerto y mis suspiros en tu nombre son profundos, se insertan en la tierra y la remueve, entonces ya no soy de ese mundo que alguna vez anduvimos desnudos, sino de este mundo de colores y alambres donde volamos acorazados. ¿Cuándo habrá libertad para empuñar nuestras espadas y batirnos en el aire gris?

Yo no sembré en tus campos.

Yo anduve por tus pueblos.

Yo corrí por tus calles.

Yo no puedo morir dos veces en el mismo aire.







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