Vi el mantel con las migas del pan regadas sobre su vientre plano e infértil. Las tasas vacías y frías... el olor a mantequilla que aun no fenece me hizo recordar mi infancia. ¿En qué momento los gritos y las groserías aumentaron?
Vi el mantel sin las migas, ahora eran rastros de arroz seco y oxidado… reseñas de otra gente. Un restaurante. Tenedores grasientos a las dos de la tarde.
A las dos de la tarde el sol se abre, regañado por el frío se abre… como una ulcera ultimada.
Las horas no pesan, sino que se hacen livianas junto a mi entusiasmo.
Me he convencido de no pensar, sino observar y acoplarme al rompecabezas, encajar sin violar mi forma. Soy materia.
Pienso en el amor, y penetro en el, sin que el amor entre en mi. Soy crisálida.
He matado los atajos de mis venas.
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1 cartuchos quemados:
Hermoso post :) !
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