1/9/14 | By: Alberto Minés paz

No me perdones

Que ando con la cólera entre los dientes, es verdad. Entro a un recinto santo para pedirle al dios de los hombres que me perdone por todo y de pronto olvido agradecerle por darme la vida. Vuelvo a mi casa y hago mi vida de hombre: como, eructo y duermo. Pienso en el amor al despertarme, pienso en el desprecio y me siento dolido como si yo no tuviera la culpa de nada, como si yo fuera la victima ¿Has visto alguna vez a un verdugo llorar por que no le dejaron cortar la cabeza? Qué barbaridad.

Caigo en la cuenta que estoy muy chico para estos trotes definidos por la exactitud y las buenas costumbres, sencillamente no lo tolero. Y ella no me tolera a mí, no la culpo ya lo intentó. Que básica se ha vuelto la hermosura, tan básica que no me importa sino más bien me aburre, me hostiga. Pero si me falta esa hermosura tan básica y sencilla me seco. La necesito por alguna razón. Soy una mierda lo acepto. Lo siento, prometí no usar groserías.


Vuelvo a mi cubil. A mis sábanas sucias. No tengo amor, no me gusta, me apesta como a los genitales sin dos días de ducha. Lo siento.

0 cartuchos quemados: