15/2/10 | By: Sr Brutal

Te decía que el lunes arde como el infierno, el martes será un festín de cenizas, aja?

Soy una paria, un estafador, un auto estafador. He maquinado mi propio entierro y elegí a mi sepulturero, al Sr. Brutal, que no tiene arrepentimientos, como yo que soy un llorón, un mariconcito empedernido. Le dije al Sr. Que estoy cansado y se cagó de la risa, se cagó en mi, que no hable tanta huevada me dijo. Me quedé pensativo, como cuando un hijo agacha la mirada después que su padre le da una reprimenda, levanté los ojos luego de un rato y le expresé mi duda: ¿Por qué el maltrato? Me devolvió la mirada, fría e impenetrable –Eres tú el que no tiene corazón, idiota-.

Caminé sondeándolo, escudriñando su forma, me daba la sensación de control, pero él… frio e impenetrable, todo él es así, no hay más que hacer. –Puedo ser mejor, quiero decir, sin necesidad de cambiar puedo pulirme, sacarme lustre comprendes Sr.?- Y esta vez cambió su expresión a una nostálgica, sus ojos se humedecieron y me demostró su ira e impotencia en sus pupilas dilatadas y rojizas. Sé que toda la culpa es mía, pero Brutal tenía el trabajo adjudicado a sus pretensiones, por que vino a este mundo mío a gritarle al cosmos que era necesaria una libertad, la libertad de los sentidos, de los verdaderos sentidos.

Nuestros rostros estaban ardiendo como todos los lunes. Y rompí el espejo con toda la ira que se merece el margen y el error… y el horror.



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