Podemos dormir con la muerte a lado y tomarnos una cerveza fría y no pensar en nada, pero de pronto a una hora punta (cualquiera que esta sea) sobresaltarnos y gritar como si se nos hubiera metido el diablo por el culo, y salir corriendo por habitaciones y rincones gritando a voz de tierra hasta morir sin habernos percatado de nada. Morir en un rincón oscuro pero familiar, inhóspito pero conocido… todos queremos saber cómo es la muerte alguna vez, todos queremos volver un poquito atrás.
Aún con todo, y aún con nada, siempre habrá un lugar aparte, un refugio que nos aguarda, un refugio que por más que huela a flores que no nos gustan, siempre pero siempre estará puesto a nuestra medida para extendernos redondos en el lecho que no sabemos de repente valorar.
“Bendita la hora en que nos hicimos carne, bendita la hora en que abrimos los ojos porque bien o mal de todas formas pondremos un pie delante del otro.”
Se puede pensar mucho y demasiado en lo que pudo ser y no fue pero mientras tanto estás viviendo cosas totalmente distintas y eso no lo puedes cambiar. Por otro lado, nunca se llega a saber todo de la vida. ¡Existencialismo barato! ¿Qué sabemos nosotros de filosofía?
Cuando éramos chicos todo era más fácil, solo nos preocupábamos por comer todo el chocolate posible todo el día, de que no nos hagan esperar tanto a la salida del jardín de niños, que nos dejen jugar un ratito más, que nos digan que hay dentro de esa bolsa y que por favor no nos respondan que hay tones para preguntones, que no nos sirvan sopa de verduras esta vez, que no nos engañen que nos compraran ese juguete que vimos en la vitrina. Y ahora todo es tan distinto.
“De todas formas pondremos un pie delante del otro… para jugar otra vez, como antes… alguna vez”
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2 cartuchos quemados:
Siempre el mundo seguirá jugando =O
seeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee
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