La oscuridad ya estaba aquí, el cuchillo ya estaba hundido y las canciones ya se habían terminado, todo lo demás era secundario. El supervisor de almas castigadas pasó frente a mi observándome de pies a cabeza, como si fuera un maniquí maltratado y viejo, como buscando un defecto peor a los que ya tenía. Mi mirada era catatónica frente al paisaje, era una especie de película de Serie B, tú sabes: lagrimitas hechas de agua de wáter, pañuelos de cartón, automóviles hechos de fierros oxidados y triplay y la infaltable parca que era una viejita de luto que encontraron por ahí.
La película siempre estuvo montada, y los actores principales a pesar de cambiar papeles siempre fueron los mismos, claro que aparecieron nuevos personajes, desparecieron otros, pero los actores principales… caray, imagínate usando la misma cámara de grabación en el mismo escenario pero filmando dos películas muy diferentes. No es una mierda?
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2003, todo era perfectamente imperfecto hasta que la revolución de los años hizo su aparición estelar, mostró lo mejor de sí y dijo (porque así estaba en el libreto según Diosito):
“Arriba las manos esto no es una asalto, tengo un arma muy jodida y cagona, no me den ni mierda solo bailen al son de mis balas, si fallas el paso te friegas, si te quedas parado(a)… uy lo que te toca”.
Y así fue pues, que como en todo peliculón sucede alguna escena de un giro de cuchumil grados y deja a los espectadores ahuevonados, y de vez en cuando algunos de sus actores también se quedan con la impresión de la escena inesperada,… o me vas a decir que no?
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4 cartuchos quemados:
Bailaré al son de las balas.. y quien no¿? a menos que te haga bailar primero... boom! besos buen post!
Efectivamente, Sr Brutal.
@Claudy: el punto es que aprendemos a bailar.
@MariePi: U_U ... ^_^
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