Primero he de mentirte, he de hacerte sufrir, hundir tu corazón en la tierra y ahogar su latir. He de crucificar tu amor y herirle hasta presenciar su muerte. He de caminar sobre tu tumba para cuando el dolor en ti no exista, ese mismo dolor sea para mí y todo sufrimiento y toda desesperación sea mía. He de quererme arrancar el corazón y además las entrañas, y además el alma y volver a nacer para morir mil veces. Ha de olvidarse el mundo de mi existencia, de lo que fui alguna vez, ha de olvidarse el mundo de mi cuerpo aterido al barro… y que las flores crezcan con tu nombre, que las calles terminen donde lo que tú fuiste empieza, que las gentes, todas las gentes tengan algo de ti.
Viajará tu nombre sobre los mares
y moverá ese barco olvidado
en mi orilla.
Esos árboles de alambre no se inmutan cuando el frio les arranca las flores.